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miércoles, 6 de septiembre de 2017

LAS REGLAS DEL JUEGO Y LOS PROFESORES CÁTEDRA

LAS REGLAS DEL JUEGO Y LOS PROFESORES CÁTEDRA
* Heiner Ferley Rincón Ramírez 

“Pues no quiero estudiar, porque no quiero tener que gastar 17 años entre libros para luego salir a ganar un salario mínimo mensual por aguantarme a 40 chinos”. Esas fueron las palabras de mi hermano mayor en noveno grado, cuando uno de sus profesores lo cuestionó por su bajo rendimiento académico y su indisposición a la hora de las clases. Aún no olvido esas “sabias” palabras, y más cuando veo que el valor básico por hora como remuneración a los profesores de cátedra oscila entre $ 21.996 y $33.641. Luego de mis padres, los profesores eran una de mis principales figuras de autoridad, en casa se me enseño a respetarlos y a estar agradecido por las lecciones que estos me impartían (aunque uno se rebela con el tiempo). Cuando era niño soñaba con enseñar, recuerdo que hacia garabatos en las paredes mientras le explicaba a mi hermano la forma de hacer sumas. Con el tiempo fui creciendo y me esforzaba por ser el mejor de mi clase, los profesores me apreciaban mucho y por eso cuando llego el momento de elegir la carrera universitaria lo que ellos creían era un consejo, para mí era una triste realidad: “estudie cualquier cosa, pero no sea docente”.   

“Las instituciones son las reglas del juego de una sociedad o, más formalmente, son las limitaciones ideadas por el hombre que dan forma a la interacción humana” (North, 2001, pág.13). Douglass North comienza con esta definición su obra sobre instituciones, cambio institucional y desempeño económico. Por el propósito introductorio de este ensayo a la Economía Institucional, comenzaré hablando de la interacción estratégica, el intercambio, los costos de información, las instituciones y los contratos. Luego hablaremos de la conducta de los agentes, las organizaciones y la incertidumbre. Es importante decir que el propósito de este texto no es emitir un juicio de valor sobre la compensación de los profesores cátedra de la Universidad Industrial de Santander, un asunto que nos puede llevar a pensar desde la política educativa nacional hasta una discusión sobre lo que es ser profesor universitario. El objetivo es enriquecer la discusión sobre la relación entre la Universidad y los profesores cátedra incorporando algunos elementos de la teoría económica que se encuentran en la Economía Institucional.

Recordemos a Robinson Crusoe, el náufrago solitario en una isla que debía proveerse por su cuenta todo lo que necesitara. ¿Robinson Crusoe podría ser profesor de catedra? No hay personas interesadas en aprender y a entregar algo a cambio para que Robinson se dedique a enseñar en lugar de cazar, recolectar frutas y construir chozas entre otras posibles ocupaciones. Con la aparición del señor Viernes, aparece la interacción humana, si queremos ir un poco más allá podemos hablar de interacción estratégica, en la que el bienestar de un individuo depende tanto de sus acciones como de la estrategias de los otros agentes involucrados. A menos que estemos aislados en una isla como Robinson Crusoe, continuamente las personas están en situaciones de interacción estratégica. 

Para comenzar a analizar el problema de los profesores catedra de la UIS debemos reconocer que su bienestar no depende solo de su comportamiento individual, sino que está sujeto a un conjunto de reglas y a las acciones de otros jugadores. Jugadores como los miembros del Consejo Superior, los otros profesores cátedra, los directores de las unidades académicas administrativas y los estudiantes entre otros. No se puede entender este como el problema particular de un individuo, sino por el contrario hay muchos agentes interactuando y buscando maximizar su utilidad a través de una “combinación de aptitudes, estrategias y coordinación; mediante intervenciones limpias y a veces sucias” (North, 2001, pág.15).

Teniendo claro que la discusión sobre los profesores cátedra no se puede reducir al análisis individual, estaremos de acuerdo que es insuficiente decir que hay un mercado de horas cátedra en el que participan como oferentes los profesores y en el que los demandantes son las instituciones de educación superior. Es una reflexión pobre, aunque en mi opinión no es el modelo walrasiano no es un mal punto de partida, que debe completarse porque sería aceptar los postulados neoclásicos según los cuales “las mercancías son idénticas, el mercado está concentrado en un solo punto  y el intercambio es instantáneo […] No se requiere ningún esfuerzo para efectuar el intercambio a excepción del necesario para aportar la cantidad apropiada de efectivo” (North, 2001, pág. 47). 

Aunque para Smith la riqueza de las naciones se basaba en la división del trabajo y el intercambio (comercio), para que este último tome lugar es importante incurrir en costos de negociar. Mi profesor cátedra de Comercio Exterior que llegaba media hora tarde y terminaba la clase quince minutos antes no es igual que mi profesora de Habilidades Gerenciales que iniciaba su clase puntual y las terminaba a la hora estipulada. “Ferley es que usted es muy ñoño”, pues sí, es cuestión de percepción y otro puede opinar que una hora de clase de calidad es suficiente, pero pues nos sirve para ilustrar que hay diferentes calidades de hora cátedra, además si alguien es escéptico a incorporar los costos de negociar al análisis, pregúntele a los directores de Escuela las dificultades a las que se ven enfrentados cada semestre para contratar un profesor cátedra, un ejemplo de selección adversa (asimetrías de información).   

“Cuando las escuelas contratan profesores, no solo compran la cantidad y la calidad (se mida como se mida) de su enseñanza y de su capacidad de investigación (sin importar como se mida), sino también una multitud de aspectos de su desempeño: sea que preparen y asistan a sus clases a tiempo, que proporcionen beneficios externos a sus colegas, que cooperen en los problemas de la escuela, que no abusen de su posición con los estudiantes” (North, 2001, pág. 45).

Aunque en lo primero que pensemos al tratar de definir la relación profesor catedra – UIS es en la compensación monetaria, vemos que hay implícitos costos de información. Evaluar los atributos del esfuerzo que ofrece cada profesor, definir la compensación a cada uno, hacer seguimiento al cumplimiento del acuerdo (“toda escoba nueva barre bien”) y verificar que efectivamente se cumplió el objetivo con el cual fue contratado. Parece que lo que North (2001) denomina la ficción de un bien unidimensional comerciado instantáneamente a entorno incierto, donde a cada momento puede estar siendo “tumbado”, víctima de una conducta oportunista (y eso genera malestar).

“Las instituciones proporcionan la estructura del intercambio que determina el costo de la transacción y el costo de la transformación” (North, 2001, pág. 51). La relación entre los profesores cátedra y la Universidad Industrial de Santander está mediada por reglas de juego formales e informales, instituciones. La constitución política de Colombia, la ley 30 de 1992, El Acuerdo No. 068 de 2008 y No. 040 de 2017 del Consejo Superior y los contratos entre la Escuela y el profesor catedra son ejemplos de las limitaciones formales. Aunque nos esforcemos por especificar los contratos de manera exhaustiva los contratos el lenguaje, el entorno dinámico y la racionalidad limitada de los agentes hacen que especificar la forma de proceder de los agentes antes las posibles contingencias que se presenten en la ejecución de los acuerdos. Por esto es que las instituciones informales son tan interesantes, la cultura, los acuerdos implícitos, no resuelven todos los problemas, pero simplifican la vida.

“La forma en que la mente procesa información no sólo es la base de la existencia de instituciones sino una clave para entender cómo las limitaciones informales tienen un papel importante en la formación de la elección tanto a corto plazo como en la evolución a largo plazo de la sociedad” (North, 2001, pág. 62).

La Universidad Industrial de Santander es una organización que nació en 1948 y según la ley 30 de 1992 las funciones misionales de la universidad son la Docencia, la Investigación y la Extensión. Los profesores cátedra son personas naturales contratadas para desempeñar funciones docentes de manera temporal, usualmente con contrato de trabajo especial por un semestre académico. La UIS no es una persona, es más bien un conjunto formado por docentes: planta y catedra, estudiantes: presenciales, a distancia y virtuales, personal administrativo desde los que ejecutan tareas sencillas y repetitivas, hasta los que se encargan de tareas complejas y cruciales para el cumplimiento de objetivos misionales. Los miembros de este organismo que en teoría comparten una visión y se encuentran el cumplimiento de la misión ven regulada su interacción por instituciones que surgen debido a las asimetrías de información, la incertidumbre propia de la naturaleza, los costos de transacción y los costos de vigilancia y control. “Que los organismos cobren vida y cómo evolucionen son hechos determinados fundamentalmente por el marco institucional. A su vez, ellos influyen en la forma que evoluciona el marco institucional” (North, 2001, pág. 15). Es importante discutir sobre la compensación del salario de los docentes cátedra, pero no hay que desconocer las reglas de juego que definen la esta interacción entre los miembros de la universidad y  el cumplimiento de los objetivos organizacionales.

REFERENCIAS
North, D. (2001). Instituciones, cambio institucional y desempeño económico. México: Fondo de Cultura Económica.


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