LAS REGLAS DEL JUEGO
Y LOS PROFESORES CÁTEDRA
* Heiner
Ferley Rincón Ramírez
“Pues
no quiero estudiar, porque no quiero tener que gastar 17 años entre libros para
luego salir a ganar un salario mínimo mensual por aguantarme a 40 chinos”. Esas
fueron las palabras de mi hermano mayor en noveno grado, cuando uno de sus
profesores lo cuestionó por su bajo rendimiento académico y su indisposición a
la hora de las clases. Aún no olvido esas “sabias” palabras, y más cuando veo
que el valor básico por hora como remuneración a los profesores de cátedra
oscila entre $ 21.996 y $33.641. Luego de mis padres, los profesores eran una
de mis principales figuras de autoridad, en casa se me enseño a respetarlos y a
estar agradecido por las lecciones que estos me impartían (aunque uno se rebela
con el tiempo). Cuando era niño soñaba con enseñar, recuerdo que hacia
garabatos en las paredes mientras le explicaba a mi hermano la forma de hacer
sumas. Con el tiempo fui creciendo y me esforzaba por ser el mejor de mi clase,
los profesores me apreciaban mucho y por eso cuando llego el momento de elegir
la carrera universitaria lo que ellos creían era un consejo, para mí era una
triste realidad: “estudie cualquier cosa, pero no sea docente”.
“Las
instituciones son las reglas del juego de una sociedad o, más formalmente, son
las limitaciones ideadas por el hombre que dan forma a la interacción humana” (North,
2001, pág.13). Douglass North comienza con esta definición su obra sobre
instituciones, cambio institucional y desempeño económico. Por el propósito
introductorio de este ensayo a la Economía Institucional, comenzaré hablando de
la interacción estratégica, el intercambio, los costos de información, las
instituciones y los contratos. Luego hablaremos de la conducta de los agentes,
las organizaciones y la incertidumbre. Es importante decir que el propósito de
este texto no es emitir un juicio de valor sobre la compensación de los
profesores cátedra de la Universidad Industrial de Santander, un asunto que nos
puede llevar a pensar desde la política educativa nacional hasta una discusión
sobre lo que es ser profesor universitario. El objetivo es enriquecer la
discusión sobre la relación entre la Universidad y los profesores cátedra incorporando
algunos elementos de la teoría económica que se encuentran en la Economía
Institucional.
Recordemos
a Robinson Crusoe, el náufrago solitario en una isla que debía proveerse por su
cuenta todo lo que necesitara. ¿Robinson Crusoe podría ser profesor de catedra?
No hay personas interesadas en aprender y a entregar algo a cambio para que
Robinson se dedique a enseñar en lugar de cazar, recolectar frutas y construir
chozas entre otras posibles ocupaciones. Con la aparición del señor Viernes,
aparece la interacción humana, si queremos ir un poco más allá podemos hablar
de interacción estratégica, en la que el bienestar de un individuo depende
tanto de sus acciones como de la estrategias de los otros agentes involucrados.
A menos que estemos aislados en una isla como Robinson Crusoe, continuamente
las personas están en situaciones de interacción estratégica.
Para comenzar a
analizar el problema de los profesores catedra de la UIS debemos reconocer que su bienestar no
depende solo de su comportamiento individual, sino que está sujeto a un
conjunto de reglas y a las acciones de otros jugadores. Jugadores como los
miembros del Consejo Superior, los otros profesores cátedra, los directores de las
unidades académicas administrativas y los estudiantes entre otros. No se puede
entender este como el problema particular de un individuo, sino por el
contrario hay muchos agentes interactuando y buscando maximizar su utilidad a
través de una “combinación de aptitudes, estrategias y coordinación; mediante
intervenciones limpias y a veces sucias” (North, 2001, pág.15).
Teniendo
claro que la discusión sobre los profesores cátedra no se puede reducir al
análisis individual, estaremos de acuerdo que es insuficiente decir que hay un
mercado de horas cátedra en el que participan como oferentes los profesores y
en el que los demandantes son las instituciones de educación superior. Es una
reflexión pobre, aunque en mi opinión no es el modelo walrasiano no es un mal
punto de partida, que debe completarse porque sería aceptar los postulados neoclásicos
según los cuales “las mercancías son idénticas, el mercado está concentrado en
un solo punto y el intercambio es instantáneo
[…] No se requiere ningún esfuerzo para efectuar el intercambio a excepción del
necesario para aportar la cantidad apropiada de efectivo” (North, 2001, pág. 47).
Aunque para Smith la riqueza de las naciones se basaba en la división del trabajo
y el intercambio (comercio), para que este último tome lugar es importante
incurrir en costos de negociar. Mi profesor cátedra de Comercio Exterior que
llegaba media hora tarde y terminaba la clase quince minutos antes no es igual
que mi profesora de Habilidades Gerenciales que iniciaba su clase puntual y las
terminaba a la hora estipulada. “Ferley es que usted es muy ñoño”, pues sí, es
cuestión de percepción y otro puede opinar que una hora de clase de calidad es
suficiente, pero pues nos sirve para ilustrar que hay diferentes calidades de
hora cátedra, además si alguien es escéptico a incorporar los costos de
negociar al análisis, pregúntele a los directores de Escuela las dificultades a
las que se ven enfrentados cada semestre para contratar un profesor cátedra, un
ejemplo de selección adversa (asimetrías de información).
“Cuando
las escuelas contratan profesores, no solo compran la cantidad y la calidad (se
mida como se mida) de su enseñanza y de su capacidad de investigación (sin
importar como se mida), sino también una multitud de aspectos de su desempeño:
sea que preparen y asistan a sus clases a tiempo, que proporcionen beneficios
externos a sus colegas, que cooperen en los problemas de la escuela, que no
abusen de su posición con los estudiantes” (North, 2001, pág. 45).
Aunque
en lo primero que pensemos al tratar de definir la relación profesor catedra –
UIS es en la compensación monetaria, vemos que hay implícitos costos de
información. Evaluar los atributos del esfuerzo que ofrece cada profesor, definir
la compensación a cada uno, hacer seguimiento al cumplimiento del acuerdo (“toda
escoba nueva barre bien”) y verificar que efectivamente se cumplió el objetivo
con el cual fue contratado. Parece que lo que North (2001) denomina la ficción
de un bien unidimensional comerciado instantáneamente a entorno incierto, donde
a cada momento puede estar siendo “tumbado”, víctima de una conducta
oportunista (y eso genera malestar).
“Las
instituciones proporcionan la estructura del intercambio que determina el costo
de la transacción y el costo de la transformación” (North, 2001, pág. 51). La relación entre los profesores cátedra y
la Universidad Industrial de Santander está mediada por reglas de juego
formales e informales, instituciones. La constitución política de Colombia, la
ley 30 de 1992, El Acuerdo No. 068 de 2008 y No. 040 de 2017 del Consejo
Superior y los contratos entre la Escuela y el profesor catedra son ejemplos de
las limitaciones formales. Aunque nos esforcemos por especificar los contratos
de manera exhaustiva los contratos el lenguaje, el entorno dinámico y la
racionalidad limitada de los agentes hacen que especificar la forma de proceder
de los agentes antes las posibles contingencias que se presenten en la
ejecución de los acuerdos. Por esto es que las instituciones informales son tan
interesantes, la cultura, los acuerdos implícitos, no resuelven todos los
problemas, pero simplifican la vida.
“La
forma en que la mente procesa información no sólo es la base de la existencia
de instituciones sino una clave para entender cómo las limitaciones informales
tienen un papel importante en la formación de la elección tanto a corto plazo
como en la evolución a largo plazo de la sociedad” (North, 2001, pág. 62).
La
Universidad Industrial de Santander es una organización que nació en 1948 y
según la ley 30 de 1992 las funciones misionales de la universidad son la
Docencia, la Investigación y la Extensión. Los profesores cátedra son personas
naturales contratadas para desempeñar funciones docentes de manera temporal,
usualmente con contrato de trabajo especial por un semestre académico. La UIS
no es una persona, es más bien un conjunto formado por docentes: planta y
catedra, estudiantes: presenciales, a distancia y virtuales, personal
administrativo desde los que ejecutan tareas sencillas y repetitivas, hasta los
que se encargan de tareas complejas y cruciales para el cumplimiento de
objetivos misionales. Los miembros de este organismo que en teoría comparten
una visión y se encuentran el cumplimiento de la misión ven regulada su
interacción por instituciones que surgen debido a las asimetrías de
información, la incertidumbre propia de la naturaleza, los costos de transacción
y los costos de vigilancia y control. “Que los organismos cobren vida y cómo
evolucionen son hechos determinados fundamentalmente por el marco institucional.
A su vez, ellos influyen en la forma que evoluciona el marco institucional” (North, 2001, pág. 15). Es importante
discutir sobre la compensación del salario de los docentes cátedra, pero no hay
que desconocer las reglas de juego que definen la esta interacción entre los
miembros de la universidad y el
cumplimiento de los objetivos organizacionales.
REFERENCIAS
North,
D. (2001). Instituciones, cambio institucional y desempeño económico. México:
Fondo de Cultura Económica.
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